¿Qué hay detrás de una prenda?

 


A veces creo que nos vestimos sin pensar. Sin detenernos a imaginar qué historia hay detrás de esa remera que usamos todos los lunes o de ese suéter rojo que elegimos para un día especial.

Pero si hiciéramos ese ejercicio, aunque sea una vez, probablemente nos costaría mucho más mirar una prenda y no preguntarnos quién la hizo, cómo, y a qué costo.


Tomemos ese suéter rojo como ejemplo.


¿Quién tiñó el hilo? ¿Se cumplieron los parámetros de seguridad química?

¿El color que vemos es seguro para la piel… o solo lo parece?

¿Dónde se lavó? ¿Se usaron productos químicos?

¿Esa agua fue tratada antes de ser devuelta al ambiente?


Cuando hablamos de contaminación, muchas veces nos enfocamos en el producto final. Pero la verdad es que gran parte del impacto ambiental se da durante el proceso de producción, en lugares donde no miramos. Muchas sustancias químicas se liberan en el ambiente sin dejar rastros en la prenda que compramos.

Y eso no es todo.

Ese suéter probablemente pasó por más de cinco empresas distintas antes de llegar a tu placard: una para hilar, otra para teñir, otra para tejer, otra para coser, otra para lavar. A veces ni la propia marca sabe a ciencia cierta todo el recorrido. La cadena de producción es larga, fragmentada, y muchas veces tercerizada. Eso hace que el control de condiciones laborales y ambientales sea extremadamente complejo.

La industria de la moda es responsable de aproximadamente el 20% de las aguas residuales industriales del mundo. Y muchos de los procesos no están regulados o se realizan en países donde la legislación ambiental es más débil, o directamente no se cumple.


👕 Además, no solo hablamos de contaminación:

¿Quién cosió esa prenda? ¿Con qué salario? ¿En qué condiciones?

Detrás de cada costura puede haber una historia de precarización, explotación laboral o trabajo infantil.

O una historia de esfuerzo, de manos invisibilizadas que sostienen una industria que raramente les devuelve el reconocimiento que merecen.


🌀 La moda circular como respuesta

Frente a esto, la moda circular propone una mirada completamente distinta:

  • aprovechar lo que ya existe,

  • prolongar la vida útil de las prendas,

  • repensar nuestros hábitos de consumo,

  • y devolverle valor a lo que muchas veces se descarta sin más.


No se trata solo de comprar ropa usada. Se trata de recuperar sentido.


No siempre vamos a tener todas las respuestas. Pero sí podemos elegir no sumar más daño, rechazar lo descartable, optar por lo duradero, lo reparable, lo compartido.

Podemos elegir preguntarnos: ¿realmente necesito esta prenda? ¿qué otras opciones tengo antes de comprar?


Y si compro, ¿puedo hacerlo de forma más consciente?

💡 Algunos hábitos que pueden marcar la diferencia:

  • Elegir prendas de segunda mano o de producción responsable.

  • Reparar, intercambiar o transformar lo que ya tenemos.

  • Averiguar sobre las marcas que consumimos: ¿qué información brindan sobre sus procesos? ¿son transparentes?

  • Lavar con menos frecuencia, con agua fría y sin productos agresivos.

  • Apostar a la calidad por sobre la cantidad.


🤲🏼 El consumo es una herramienta

El consumo tiene poder. No es neutral.

Cada compra es una forma de sostener un modelo… o de empezar a cambiarlo.

A veces sentimos que nuestras decisiones individuales no hacen diferencia. Pero no es así. Las transformaciones más profundas empiezan por pequeñas preguntas. Y las preguntas, por pequeñas que sean, ya son un paso hacia otro mundo posible.


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Seguimos conversando sobre consumo responsable, moda circular y nuevas formas de vestir(nos). 🌍

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